Carl de l'Épine


 

En 2016, como agricultor, me cuestionaba sobre mi futuro. Mi intuición, despertada por sesiones de coaching, me llevó a interesarme por los remedios naturales. Todo comenzó con un pequeño libro de bolsillo titulado "Remedios de la abuela".

En el transcurso de mis investigaciones en internet, los aceites esenciales aparecían muy regularmente.

Así que profundicé y descubrí la potencia y el potencial terapéutico de la aromaterapia que la naturaleza ha desarrollado a lo largo de millones de años. En pocas semanas, compré casi la totalidad de los libros de Dominique Baudoux -a quien rindo homenaje-, quien retomó y desarrolló el laboratorio Pranarôm -laboratorio “embajador” de los aceites esenciales de calidad terapéutica- y autor de una bibliografía inestimable sobre la aromaterapia y los aceites esenciales.

Luego, descubrí a Pierre Franchomme, cuya obra "La aromaterapia exactamente", coescrita con su colega el doctor Daniel Penoël, es una referencia mundial en lo que ahora se llama aromaterapia científica.

Fue entonces cuando tomé la decisión de reconvertirme en naturopatía y, más específicamente, en aromaterapia. Fue en Barcelona donde seguí mi formación y obtuve un diploma de naturopatía con el Heilpraktiker Institut. (Un gran gracias a Gustau).

Sin embargo, es en Francia y en Bélgica donde la aromaterapia científica está más avanzada en el mundo, al igual que la bibliografía en este campo. Tuve la oportunidad de seguir una formación en aromaterapia de segundo grado en París, impartida por uno de los mayores expertos en la materia, Pierre Franchomme, a quien quiero rendir homenaje.